martes, 29 de octubre de 2013

Fallece el P. Larrañaga, sacerdote capuchino

Blog Católico de Javier Olivares-Baiona

Fallece el padre Ignacio Larrañaga, capuchino, 
escritor, predicador

  En la madrugada del lunes 28 de octubre, en México, donde se encontraba dirigiendo una tanda de ejercicios espirituales, ha fallecido el sacerdote y fraile capuchino español Ignacio Larrañaga, uno de los autores de libros de espiritualidad de mayor calidad y éxito de  las últimas décadas, iniciador de los Encuentros de Experiencia de Dios y de los Talleres de Oración y Vida. Tenía 85 años y era de origen vasco.
La mayor parte de su vida discurrió en América Latina.
 El Padre Ignacio Larrañaga, sacerdote franciscano, capuchino de origen español.
Nació en Loyola el 4 de mayo de 1928.
 Fue ordenado sacerdote en Pamplona y desarrolló por algunos años su ministerio sacerdotal en España.
 Enviado a Chile, desde muy joven, ha desarrollado una obra pastoral inmensa, como predicador, escritor y organizador de conferencias, cursos, retiros.
 En el año 1965 fundó, el Centro de Estudios Franciscanos y Pastorales para América Latina (CEFEPAL), desarrollando a lo largo de una década una intensa actividad animadora en la línea franciscana y en la renovación conciliar en diversos países de América Latina y España.
 En 1974 en Brasil, inició un método de evangelización llamado “Encuentro de Experiencia de Dios“, de seis días de duración que llevó a cabo durante 23 años, en los que participaron decenas de miles de personas, delegando después esa tarea evangelizadora a matrimonios de distintos países, que hoy día prosigue.
 Desde el año 1984 inició la obra, considerada más importante de su vida: los Talleres de Oración y Vida (TOV), a cuya fundación y consolidación dedicó aproximadamente diez años, escribiendo para su eficaz funcionamiento, dos libros fundamentales: el ‘Manual del Guía TOV’ y ‘Estilo y Vida de los Guías’ y grabando siete casetes con la misma finalidad.
El Padre Larrañaga es asimismo autor de 16 libros que han alcanzado numerosas ediciones y han sido traducidos a 10 idiomas. Entre sus escritos destacan: 
 “Muéstrame tu rostro”, “El hermano de Asís”, “El pobre de Nazaret”, “Salmos para la vida”, “El silencio de María”, “Del sufrimiento a la paz”, “El matrimonio feliz”.

 
PLEGARIA DE LA NOCHE

Padre mío, ahora que las voces se silenciaron
y los clamores se apagaron,
aquí al pie de la cama
mi alma se eleva hasta a Ti para decirte:

Creo en Ti, espero en Ti,
te amo con todas mis fuerzas.
Gloria a Ti, Señor.

Deposito en tus manos
la fatiga y la lucha,
las alegrías y desencantos
de este día que quedó atrás.

Si los nervios me traicionaron
si los impulsos egoístas me dominaron,
si di entrada al rencor o a la tristeza,
¡perdón, Señor! Ten piedad de mí.

Si he sido infiel,
si pronuncié palabras vanas,
si me dejé llevar por la impaciencia,
si fui espina para alguien, ¡perdón, Señor!
No quiero esta noche entregarme al sueño
sin sentir sobre mi alma
la seguridad de tu misericordia,
tu dulce misericordia
enteramente gratuita, Señor.

Te doy gracias, Padre mío,
porque has sido la sombra fresca
que me ha cobijado
durante todo este día.
Te doy gracias porque
-invisible, cariñoso, envolvente-
me has cuidado como una madre,
a lo largo de estas horas.

Señor, a mi derredor
ya todo es silencio y calma.
Envía el ángel de la Paz a esta casa.
Relaja mis nervios, sosiega mi espíritu,
desata mis tensiones,
inunda mi ser de silencio y serenidad.

Vela sobre mí, Padre querido,
mientras me entrego confiado al sueño,
como un niño que duerme feliz en tus brazos.

En tu nombre, Señor,
descansaré tranquilo. Así sea.
P. Ignacio Larrañaga

Nunca pierdas la fe............

Blog Católico de Javier Olivares-Baiona

Nunca pierdas la fe..................


*EL BUITRE*
 *Si pones un buitre en un cajón que mida 2 metros x 2 metros y que esté completamente abierto por la parte superior, esta ave, a pesar de su habilidad para volar, será un prisionero absoluto. La razón es que el buitre siempre comienza un vuelo desde el suelo con una carrera de 3 a 4 metros . Sin espacio para correr, como es su hábito, ni siquiera intentará volar sino que quedará prisionero de por vida en una pequeña cárcel sin techo..*


 *EL MURCIÉLAGO*
*El murciélago ordinario que vuela por todos lados durante la noche es una criatura sumamente hábil en el aire, pero no puede elevarse desde un lugar a nivel del suelo.*
*Si se lo coloca en el suelo en un lugar plano, todo lo que puede hacer es arrastrase indefenso y, sin duda dolorosamente, hasta que alcanza algún sitio ligeramente elevado del cual se pueda lanzar a si mismo hacia el aire.* *Entonces, inmediatamente despega para volar*



  *LA ABEJA.*
*La abeja al ser depositada en un recipiente abierto, permanecerá allí hasta que muera, a menos que sea sacada de allí.*
*Nunca ve la posibilidad de escapar que existe por arriba de ella, sin embargo persiste tratando de encontrar alguna forma de escape por los laterales cercanos al fondo.*
*Seguirá buscando una salida donde no existe ninguna, hasta que completamente se destruye a si misma.*


*LAS PERSONAS:
*En muchas formas, somos como el buitre, el murciélago y la abeja obrera.*
*Lidiamos con nuestros problemas y frustraciones,*
*sin nunca darnos cuenta que todo lo que tenemos que hacer es ver hacia arriba.*
*Esa es la respuesta, la ruta de escape y la solución a cualquier problema.*
*Solo mira hacia arriba!!.*

*LA TRISTEZA MIRA HACIA ATRÁS,*

*LA PREOCUPACIÓN MIRA ALREDEDOR,*

 *LA DEPRESIÓN MIRA HACIA ABAJO,*

 *PERO LA FE .. 

 *LA FE SIEMPRE MIRA HACIA ARRIBA!!*
 Anónimo
Lo reenvió Laura

domingo, 27 de octubre de 2013

BIOGRAFÍA DE SAN JUDAS TADEO Y SAN SIMÓN

Blog Católico de Javier Olivares-Baiona

BIOGRAFÍA DE SAN JUDAS TADEO
Su fiesta se celebra el 28 de Octubre,
junto al apóstol San Simón.


San Judas Tadeo, apóstol de Jesucristo, descendía de la estirpe real de David y, por tanto, era consanguíneo de Jesucristo. En efecto, el padre de San Judas, llamado Cleofás, era hermano de San José, Esposo de la Santísima Virgen; la madre, llamada María de Cleofás, era prima de la Santísima Virgen: por tanto, San Judas Tadeo, que fue uno de los doce apóstoles, era primo carnal de Jesús.
"Judas" es una palabra hebrea que significa: "alabanzas sean dadas a Dios". Tadeo quiere decir: "valiente para proclamar su fe"
Después de la Última Cena, cuando Cristo prometió que se manifestaría a quienes le escuchasen, Judas Tadeo le preguntó por qué no se manifestaba a todos. (Gran sensibilidad la de este Santo).  Cristo le contestó que Él y su Padre visitarían a todos los que le amasen: "Vendremos a él y haremos en él nuestra morada" (Juan, 14, 22-23).

Se atribuye a San Judas una de las epístolas canónicas, que tiene muchos rasgos comunes con la segunda epístola de San Pedro. No está dirigida a ninguna persona ni iglesia particular y exhorta a los cristianos a "luchar valientemente por la fe que ha sido dada a los santos. Porque algunos en el secreto de su corazón son (...) hombres impíos, que convierten la gracia de nuestro Señor Dios en ocasión de riña y niegan al único soberano regulador, nuestro Señor Jesucristo". Es una severa amonestación contra los falsos maestros y una invitación a conservar la pureza de la fe. Termina su carta con esta bella oración: "Sea gloria eterna a Nuestro Señor Jesucristo, que es capaz de conservarnos libres de pecados, y sin mancha en el alma y con gran alegría".


El campo de acción apostólica de San Judas fue amplísimo; evangelizó primero la Judea, después Mesopotamia y, finalmente, Persia, llevando por todas partes la luz de la verdad, transmitiendo La Palabra del Señor y obrando, en su nombre, los más preclaros milagros: el número de los discípulos aumentaba de día en día, atraía a sí muchísimos cristianos, nombraba Diáconos, Sacerdotes y Obispos, fundando Iglesias Cristianas en todas las regiones que atravesaba.

Stos. Simón y Judas

Regresando a Persia, se reunió con el Apóstol San Simón y ambos combatieron fuertemente las herejías de Zaroes y Arfexat, sacerdotes idólatras que habían confundido la conciencia de aquel pueblo, llevándolo a revolverse en contra de la palabra y las obras de los dos Santos Apóstoles.
San Judas sabía que su misión terrena llegaba a su fin y el martirio, para gloria de Dios, estaba cerca.
Llegaron a Suamyr, gran ciudad de Persia. Los dos Apóstoles se alojaron en casa de un discípulo llamado Semme. A la mañana siguiente a su llegada, los sacerdotes idólatras de aquella ciudad, seguidos por una gran multitud del pueblo azuzados por las venenosas presiones de Zaroes y de Artexat, rodearon la casa de Semme pidiendo a gritos la entrega de los dos Apóstoles.
“Entréganos, oh Semme, inmediatamente a los enemigos de nuestros dioses, o si no te quemaremos la casa”.
Ante estas amenazas que no admitían réplica, San Judas y San Simón se pusieron en manos de aquellos malvados que los obligaron inútilmente a adorar a sus falsos dioses; golpeados hasta la sangre, encontraron aún fuerzas para mirarse a los ojos y San Judas, dirigiéndose a su compañero de martirio le dijo: “Hermano, veo a Ntro. Señor Jesucristo que nos llama”.

Stos. Simón y Judas de El Greco

La turba de los idólatras, ignorando estos coloquios celestiales, movida por un insano furor, se arrojó con mayor encarnizamiento sobre los cuerpos ya sangrantes de los dos Santos Apóstoles hasta destrozarlos: ¡la corona del martirio brillaba sobre sus cabezas gloriosas! A San Simón lo mataron aserrándolo por el medio, y a San Judas Tadeo le cortaron la cabeza con una hacha y por eso lo representan con una hacha en la mano. Se cree que el martirio ocurrió en el año 70 de la era cristiana, es decir, 36 años después de la Ascensión de Jesucristo al Cielo. Como fueron martirizados juntos, la Iglesia celebra la festividad el mismo día de su martirio para ambos: 28 de octubre.
La Virgen y el Niño con los Santos Simón y Judas

Mientras sus santas almas eran acogidas en la Patria celestial y colocadas a la derecha del Padre, por el que habían ofrecido su vida en holocausto, el cielo de Suamyr, escenario de aquel bárbaro martirio, se quebraba con terribles fulgores, el templo idólatra se derrumbó y los dos sacerdotes, Zaroes y Arfexat, autores del hecho, fueron fulminados por la justicia divina.
Los cuerpos de los dos Santos Apóstoles se veneraron en Babilonia en un templo cristiano que se construyó por orden de algún rey cristiano, después de años de trabajo; el sepulcro se convierte inmediatamente en glorioso por la frecuencia de los milagros obrados por el Santo.


Las reliquias se trasladaron de Babilonia a Roma, siendo colocadas en la Basílica Vaticana, a los pies de un altar dedicado a los dos Santos Mártires.
Desde este sepulcro, el Santo, que tan solícitamente responde a las invocaciones de socorro del género humano, otorga al mundo las gracias y favores que la misericordia del Señor concede a sus potentísimas súplicas.
San Judas Tadeo es uno de los santos más populares a causa de los numerosos favores celestiales que consigue a sus devotos que le rezan con fe.

Sepulcro de los Santos Simón y Judas Tadeo. Basílica de San Pedro del Vaticano, Roma (Italia).
Sepulcro de los Santos Simón y Judas Tadeo 
en Basílica de S. Pedro del Vaticano. Roma

Confeccionado por Franja. 

BIOGRAFÍA DE LOS SANTOS SEMANA DEL 28 DE OCTUBRE AL 3 DE NOVIEMBRE 2013

Blog Católico de Javier Olivares-Baiona

BIOGRAFÍA DE LOS SANTOS de la
SEMANA DEL 28 DE OCTUBRE AL 3 DE NOVIEMBRE 2013
XXX  Semana  del  Tiempo Ordinario
LUNES, 28


San Simón y San Judas, apóstoles.
Simón, nacido en Caná y apodado el Cananeo o el Zelotes, figura en la lista de los doce apóstoles elegidos por Jesús. Poco más se sabe de él. Judas, por sobrenombre Tadeo, también uno de los elegidos por Jesús, es el apóstol que en la Última Cena preguntó al Señor por qué se manifestaba sólo a sus discípulos y no al mundo (Jn 14,22). La tradición le atribuye una carta, recogida en el canon del Nuevo Testamento, en la que se trata de prevenir a los cristianos contra los falsos doctores y sus doctrinas sectarias. Según san Fortunato (s. VI), estos dos apóstoles predicaron en distintas regiones de Oriente Medio y murieron mártires en Persia.
ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, que nos llevaste al conocimiento de tu nombre por la predicación de los apóstoles, te rogamos que, por intercesión de san Simón y san Judas, tu Iglesia siga siempre creciendo con la conversión incesante de los pueblos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
MARTES, 29


San Cayetano Errico
Fundador de los Misioneros de los Sagrados Corazones. Nació el año 1791 en Secondigliano (Nápoles). Recibió una buena educación cristiana y en 1808 ingresó en el seminario de Nápoles, donde se ordenó de sacerdote en 1815. Se le confió la tarea de maestro comunal y se dedicó con amor al servicio parroquial. Desarrolló su actividad apostólica en cuatro direcciones: anuncio de la Palabra, ministerio de la reconciliación, asistencia material y espiritual de los enfermos, servicio de la caridad: cuatro maneras distintas para decir a los hombres que Dios es Padre y los ama. Para promover los retiros espirituales y la contemplación de la Eucaristía fundó su Congregación, y sus religiosos se empeñaron en la actividad misionera, la predicación al pueblo, los ejercicios espirituales a religiosas, la dirección espiritual y, especialmente, la administración del sacramento de la reconciliación. Murió en Secondigliano el 29 de octubre de 1860. Lo canonizó Benedicto XVI el año 2008.
ORACIÓN
Dios nuestro, que llamaste a tu servidor san Cayetano Errico para vivir en el seguimiento de Cristo, concédenos, por su intercesión, que apartándonos de todo egoísmo podamos unirnos a ti de todo corazón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina en unidad y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.    
MIÉRCOLES, 30

hermosísimo Icono de los santos Marcelo y Casiano

San Marcelo, centurión
El 21 de julio del año 298, se celebraba en León (España) la fiesta de los «augustos imperadores». Mientras los demás sacrificaban a los dioses, Marcelo, que militaba en el ejército imperial romano y era centurión ordinario, se quitó las insignias de su función en presencia de la tropa y las arrojó al pie de los estandartes, proclamando que era cristiano y no podía seguir manteniendo el juramento militar, pues debía obedecer solamente a Cristo. El 28 de julio fue interrogado por el presidente Astayano Fortunato, y Marcelo confirmó los hechos. Fortunato, considerada la gravedad del delito, decidió enviarlo a su superior jerárquico, Aurelio Agricolano de Tánger, el cual apenas podía creerse lo que le decía la carta de Fortunato. El 30 de octubre del año 298, Agricolano interrogó a Marcelo, quien una vez más, ahora en Tánger (Marruecos), confirmó lo sucedido y se ratificó en sus convicciones. Aquel mismo día fue condenado a muerte y decapitado. Leyendas posteriores añadieron otras noticias que no tienen fundamento histórico. En León se levantó en su honor una iglesia preciosa, en la que se guardan sus reliquias.
ORACIÓN
Dios nuestro, que para embellecer a tu Iglesia  otorgaste la gloria del martirio a san Marcelo; concédenos, en tu bondad, que así como él imitó la pasión del Señor, también nosotros, siguiendo sus pasos, podamos alcanzar la felicidad eterna. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
JUEVES, 31


San Alonso Rodríguez
Nació en Segovia (España) el año 1533; su padre se dedicaba al comercio de paños. Empezó estudios en Alcalá, pero, al fallecer su padre, tuvo que hacerse cargo del negocio familiar. Contrajo matrimonio en 1557 y tuvo dos hijos. Pronto fue perdiendo toda la familia a la vez que los negocios le iban mal. Hombre de fe, se planteó ante el Señor su situación y decidió entrar en la Compañía de Jesús como hermano coadjutor. Lo rechazó la provincia de Castilla, pero lo admitió la de Aragón y en 1571 empezó el noviciado. Lo destinaron al colegio de Monte Sión en Palma de Mallorca, donde pasó el resto de su vida. Trabó una gran amistad con san Pedro Claver. Su ocupación principal fue la de portero, lo que le dio ocasión de relacionarse con muchas personas a las que dejaba edificadas. Trataba a cada uno como si fuera el mismo Jesús en persona. Era hombre de profunda vida espiritual y los superiores le mandaron escribir sus experiencias. Murió con fama de santo el 31 de octubre de 1617.
ORACIÓN
Dios nuestro, sólo tú eres santo y nadie puede ser bueno fuera de ti, por la intercesión de san Alonso Rodríguez, danos la gracia de vivir de tal manera que nunca nos veamos privados de tu gloria.
         Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.  Amén.

* * *   MES DE NOVIEMBRE   * * *

VIERNES, 1
Primer Viernes de mes


SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS
La Iglesia celebra esta solemnidad en honor de todos los santos, o sea, de todos los fieles que murieron en Cristo y con Él han sido ya glorificados en el cielo. Esta fiesta nos recuerda, pues, los méritos de todos los cristianos, de cualquier lengua, raza, condición y nación, que están ya en la casa del Padre, aunque no hayan sido canonizados ni beatificados; nos invita a pedirles su ayuda e intercesión ante el Señor; y nos estimula a seguir su ejemplo, múltiple y variado, en nuestra vida cristiana.
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que nos has otorgado celebrar en una misma fiesta los méritos de todos los santos, concédenos, por esta multitud de intercesores, la deseada abundancia de tu misericordia y tu perdón. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
SÁBADO, 2


Conmemoración de todos los Fieles Difuntos
La Iglesia, después de celebrar ayer la fiesta de todos sus hijos bienaventurados ya en el cielo, se interesa hoy ante el Señor en favor de las almas de todos cuantos nos precedieron en el signo de la fe y duermen en la esperanza de la resurrección, para que, purificados de toda mancha de pecado, puedan gozar de la felicidad eterna. Celebramos, pues, la victoria de Cristo, y de nosotros con Él, sobre la muerte. Y hacemos memoria de cuantos, habiendo compartido ya la muerte de Jesucristo, están llamados a compartir también con Él la gloria de la resurrección. El primer prefacio de difuntos nos enseña que «en Cristo brilla la esperanza de nuestra feliz resurrección; y así, aunque la certeza de morir nos entristece, nos consuela la promesa de la futura inmortalidad; porque la vida de los que creemos en el Señor, no termina, se transforma; y, al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una mansión eterna en el cielo». Mientras nosotros pedimos por los difuntos, ellos interceden por nosotros.
ORACIÓN
Oh Dios, gloria de los fieles y vida de los justos, nosotros los redimidos por la muerte y resurrección de tu Hijo, te pedimos que acojas con bondad a tus siervos difuntos, y pues creyeron en la resurrección futura, merezcan alcanzar los gozos de la eterna bienaventuranza. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DOMINGO, 3
XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO


San Martín de Porres
Nació en Lima (Perú) el año 1579, de un funcionario real español, Juan de Porres, y de una joven de origen africano, Ana Velázquez, que no se casaron: Martín era mulato e hijo ilegítimo, lo que le causó muchas dificultades. Fue educado cristianamente por su madre y aprendió de joven el oficio de barbero-cirujano. En 1603 fue admitido en la Orden de los dominicos como hermano converso, después de vivir ocho años en el convento como donado. Desde el principio se le confió el oficio de enfermero que ejerció, con gran competencia y mayor caridad, en favor de los frailes y de los numerosos pobres que acudían al convento; además instituyó varias obras caritativas. Supo conjugar la incesante actividad asistencial con el recogimiento de un contemplativo. Llevó una vida de mortificación y de humildad, y tuvo una gran devoción a la Eucaristía. Murió en Lima el 3 de noviembre de 1639.
ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, que has querido conducir a san Martín de Porres por el camino de la humildad a la gloria del cielo, concédenos la gracia de seguir sus ejemplos, para que merezcamos ser coronados con él en la gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

 Confeccionado por Franja y Állen-Perkins

El Fariseo y el Publicano en oración

Blog Católico de Javier Olivares-Baiona

El fariseo y el publicano en oración

Una sencilla homilía
-comentario del evangelio de este día- 
XXX domingo del tiempo ordinario


¿De qué podemos presumir a Dios?


Si Dios es la suma perfección y por tanto Él es el único verdaderamente santo ¿nosotros de qué podemos presumirle a Él? Además, Él “no se deja impresionar por las apariencias” (Sir. 35, 15). De ahí lo importante de que cada vez que nos acerquemos a Él lo hagamos con profunda humildad, como lo sugiere el Señor Jesús en el Evangelio, cuando presenta una parábola a propósito de los que se tenían por justos y despreciaban a los demás: “Dos hombres subieron al templo para orar: uno era fariseo y el otro publicano”. La oración del fariseo era: “Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos y adúlteros, tampoco soy como ese publicano” (Lc. 18, 9-12).

En verdad, ¡cuánto nos enferma la soberbia! Llena el corazón de sí mismo, por eso solo permite pensar y hablar en referencia del propio ser. Los soberbios “al no conocerse rectamente no se aman en verdad a sí mismos, sino que aman lo que creen que son” (S. Tomás de Aquino, S. T.). Cuando el corazón está saturado del propio yo, ahí no puede entrar Dios; por eso el fariseo que presenta el Evangelio, que fue solo a presumir de lo que hacía, no encontró la gracia de Dios.
 
Pero a la soberbia del fariseo, Jesús contrapone la humildad del publicano, que “se quedó lejos y no se atrevía a levantar los ojos al cielo. Lo único que hacía era golpearse el pecho, diciendo: Dios mío, apiádate de mí, que soy un pecador” (Lc. 18, 13-14). Más, al proceder con humildad, pudo encontrar la misericordia divina; pues como dice el libro del Eclesiástico: “La oración del humilde atraviesa la nubes” (35, 21).



¿Por qué negarle a Dios nuestra condición pecadora, si Él ve lo más profundo de nuestro corazón? Al contrario, como dice el Papa Francisco: "Pidamos hoy al Señor la gracia de sentirnos pecadores, pero verdaderamente pecadores, no pecadores difusos, sino pecadores por esto, esto y esto, concretos, con la concreción del pecado. Al confesar que somos pecadores no lo hacemos para recriminarnos o reprobarnos, sino para acercarnos con plena confianza a quien es toda misericordia y puede dar alivio a nuestro corazón. “No escapa a la mirada misericordiosa de Dios que los hombres somos criaturas con limitaciones, con flaquezas, con imperfecciones, inclinadas al pecado. Pero nos manda que luchemos, que reconozcamos nuestros defectos; no para acobardarnos, sino para arrepentirnos y fomentar el deseo de ser mejores” (J. Escrivá de Balaguer, Es Cristo que pasa, 159).

 
El fariseo salió reprobado. El publicano justificado

En agosto pasado, el director de la revista “La Civiltà Cattolica” entrevistó al Papa Francisco y entre los datos relevantes en dicha entrevista, sobresale la definición que el Papa da de sí mismo; le preguntan: “¿Quién es Jorge Mario Bergoglio?”, a lo que él contestó: “Yo soy un pecador. Esa es la definición más exacta”. En realidad, el Papa ha repetido en diversas ocasiones: “La Iglesia está formada por pecadores”.

Sin el reconocimiento de nuestra condición necesitada, ¿cómo podríamos hacer nuestra la grandeza del amor de Dios? Dios vino a nuestro encuentro, en la persona de su Hijo Jesús, consciente de que somos una raza pecadora y en esa condición nos eligió para hacernos sus hijos amados.

Hay miles de imágenes del fariseo y del publicano

No olvidemos que el ejemplo más contundente de humildad es el mismo Cristo, quien tomó la condición de los pecadores, murió y resucitó por nosotros. Pero, una vez vencido el pecado, lo seguimos contemplando en lo alto de lo Cruz, donde ha puesto la sede del amor divino, a donde acudimos todos los pecadores a implorar misericordia. Una vez vencida la muerte, subió a lo más alto, a la derecha del Padre para aguardar un lugar a sus elegidos, quienes seguimos tejiendo una historia marcada por la compasión de Dios, pero también por las constantes caídas.
Pbro. Carlos Sandoval Rangel

Supongo que habrás entendido perfectamente esta sencilla homilía y que la vas a compartir. Franja. 

martes, 22 de octubre de 2013

Día de TODOS LOS SANTOS. Dia de TODOS LOS DIFUNTOS

Blog Católico de Javier Olivares-Baiona

1 de noviembre, 
Día de TODOS LOS SANTOS
El 1 DE NOVIEMBRE, Día de Todos Los Santos es una tradición católica instituida en honor de Todos los Santos, conocidos y desconocidos, según el papa Urbano IV, para compensar cualquier falta a las fiestas de los santos durante el año por parte de los fieles.
En los países de tradición católica, se celebra el 1 de noviembre; mientras que en la Iglesia Ortodoxa se celebra el primer domingo después de Pentecostés; aunque también lo celebran las Iglesias Anglicana y Luterana. En esta fiesta se venera a todos los santos que no tienen una fiesta propia en el calendario litúrgico. Por tradición es un día festivo,
 no laborable.
La Iglesia ha instituido la Fiesta de Todos los santos 
por las siguientes razones:
1.- Para alabar y agradecer al Señor el tratamiento que hizo a sus fieles, santificándolos en la tierra y coronándolos de gloria en el cielo.
2.- Para honrar en este día aun a los Santos de que no se hace fiesta particular durante el año.
3.- Para procurarnos mayores gracias multiplicando los intercesores.
4.- Para reparar en este día las faltas que en el transcurso del año hayamos cometido en las fiestas particulares de los Santos.
5.- Para animarnos más a la virtud con los ejemplos de tantos Santos de toda edad, sexo y condición, y con la memoria de la recompensa que gozan en el cielo.
Celebremos con gozo este día, y pidámosle a Dios que nos conceda disfrutar en esta tierra de la protección de sus santos y que un día nos conceda estar con ellos para glorificarlo en su eternidad.

Que Santa María, Reina de los santos, nos conceda la alegría de servir con humildad a Dios esta tierra para verle y gozarle en la vida eterna
 
EL PURGATORIO 
..."En el cielo no puede entrar nada manchado" (Ap. 21.27)
EL PURGATORIO, TIENE VARIOS PELDAÑOS, ESCALERAS, DIMENSIONES, ETC...
 EL ÚLTIMO ESCALÓN SE ENCUENTRA CERCA DEL INFIERNO,
 Y EL MÁS ALTO A LA PUERTA DEL CIELO... 
Es bueno y piadoso rezar por los difuntos, 
para que sean liberados de sus pecados
(2 Mac 12.43) 
SANTA FAUSTINA KOWALSKA: 

Visión del Purgatorio
Mientras estaba en Skolimow, casi al final de su Postulantado,  Santa Faustina Kowalska le preguntó al Señor por quién mas debía orar y la noche siguiente tuvo esta visión. "Esa noche vi a mi ángel de la Guarda, quien me pidió que lo siguiera. En un momento me vi en un lugar lleno de fuego y de almas sufrientes. Estaban orando fervientemente por si mismas pero no era válido, solamente nosotras podemos ayudarlas. Las llamas que las quemaban no podían tocarme. Mi ángel de la guarda no me dejó sola ni un momento. Yo pregunté a las almas que es lo que mas las hacía sufrir. Ellas me contestaron que era el sentirse abandonadas por Dios...Vi a Nuestra Señora visitando a las almas del Purgatorio, la llamaban Estrella del Mar. Luego mi ángel guardián me pidió que regresáramos, al salir de esta prisión de sufrimiento, escuché la voz interior del Señor que decía: ‘Mi Misericordia no quiere esto, pero lo pide mi Justicia’".

 
SANTA MARGARITA MARIA ALACOQUE: 

Sus amigas, las almas del Purgatorio.
Trataba a las almas del Purgatorio como sus queridas amigas. Su divino Dueño les había hecho donación de su sierva durante el año 1683. Debía hacerlo y sufrirlo todo por su rescate. Santa Margarita participaba de los sufrimientos de aquellas almas, se compadecía amargamente, oraba y practicaba duras penitencias para conseguir su liberación. Un día, sentada ante Jesús Sacramentado, de repente se le presenta una persona rodeada de llamas por todas partes. Es el alma de un religioso benedictino que la había confesado una vez en Paray. Le suplica que aplique por espacio de tres meses los méritos de todas sus obras y oraciones por su entrada al cielo. Le explicó: "Sufro tan terriblemente por el demasiado apego que tuve a mi reputación, mi poca caridad, algunas veces con mis hermanos y alguna torcida intención en mis prácticas de devoción y en mis relaciones con las criaturas. Margarita promete su cooperación. Durante estos tres meses permanece aquella alma cerca de su víctima voluntaria y la hace participar de los efectos del fuego purificador.
El dolor intensísimo lo hace llorar casi continuamente. Al cabo de los tres meses convenidos, se le aparece de nuevo a Margarita resplandeciente de gloria y ella le ve subir al cielo. El le da las gracias y promete ser su protector delante de Dios.
Fundamento Bíblico: 
La doctrina de la Iglesia sobre el Purgatorio encuentra fundamento en la Biblia, cuando esta se sabe interpretar correctamente: El texto del 2 Macabeos 12, 43-46 da por supuesto que existe una purificación después de la muerte. (Judas Macabeo) efectuó entre sus soldados una colecta... a fin de que allí se ofreciera un sacrificio por el pecado... Pues... creían firmemente en una valiosa recompensa para los que mueren en gracia de Dios... Ofreció este sacrificio por los muertos; para que fuesen perdonados de su pecado. 
Asimismo las palabras de nuestro Señor:  El que insulte al Hijo del Hombre podrá ser perdonado; en cambio, el que insulte al Espíritu Santo no será perdonado, ni en este mundo, ni en el otro. Mt 12,32.  Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo. Lucas 12,58-59
En estos pasajes Jesús hace referencia a un castigo temporal que no puede ser el infierno ni tampoco el cielo.
 En este mes de noviembre la Iglesia nos invita con más insistencia a rezar
 y a ofrecer sufragios por los fieles difuntos del Purgatorio.

El coelo en piedra   Catedral de León
En el Cielo no puede entrar nada manchado, ni quien obre abominación y mentira, sino solo los escritos en el libro de la vida. El alma afeada por faltas y pecados veniales no puede entrar en la morada de Dios: para llegar a la eterna bienaventuranza es preciso estar limpio de toda culpa. El Cielo no tiene puertas escribe Santa Catalina de Génova, y cualquiera que desee entrar puede hacerlo, porque Dios es todo misericordia y permanece con los brazos abiertos para admitirlos en su gloria. Pero tan puro es el ser de Dios que si un alma advierte en sí el menor rastro de imperfección, y al mismo tiempo ve que el Purgatorio ha sido ordenado para borrar tales manchas, se introduce en él y considera una gran merced que se le permita limpiarlas de esta forma. El mayor sufrimiento de esas almas es el de haber pecado contra la bondad divina y el no haber  purificado el alma en esta vida . 
El Purgatorio no es un infierno menor, sino la antesala del Cielo, donde el alma se limpia y esclarece.Y si no se ha expiado en la tierra, es mucho lo que el alma ha de limpiar allí: pecados veniales, que tanto retrasan la unión con Dios; faltas de amor y de delicadeza con el Señor; también la inclinación al pecado, adquirida en la primera caída y aumentada por nuestros pecados personales...
Además, todos los pecados y faltas ya perdonados en la Confesión dejan en el alma una deuda insatisfecha, un equilibrio roto, que exige ser reparado en esta vida o en la otra.
 Al morir, el alma las percibe con absoluta claridad, y tendrá, por el deseo de estar con Dios, un anhelo inmenso de librarse de estas malas disposiciones.
El Purgatorio se presenta en ese instante como la oportunidad única para conseguirlo.  Pero también existe mucha alegría, porque sabe que, en definitiva, ha ganado la batalla y le espera, más o menos pronto, el encuentro con Dios.
Nosotros aquí en la tierra podemos ayudar mucho a estas almas a pasar más deprisa ese largo desierto que las separa de Dios. Y también, mediante la expiación de nuestras faltas y pecados, haremos más corto nuestro paso por aquel lugar de purificación. Si, con la ayuda de la gracia, somos generosos en la práctica de la penitencia, en el ofrecimiento del dolor y en el amor al sacramento
del Perdón, podemos ir directamente al Cielo. Eso hicieron los santos. Y ellos nos invitan a imitarlos.La Segunda lectura de la Misa nos recuerda que Judas Macabeo... es, pues, muy santo y saludable rogar por los difuntos, para que se vean libres de sus pecados
 Desde siempre la Iglesia ofreció sufragios y oraciones por los fieles difuntos.
La Santa Misa, que tiene un valor infinito, es lo más importante que tenemos para ofrecer por las almas del Purgatorio. También podemos ofrecer por ellas las indulgencias que ganamos en la tierra; nuestras oraciones, de modo especial el Santo Rosario; el trabajo, el dolor, las contrariedades, etc. Estos sufragios son la mejor manera de manifestar nuestro amor a los que nos han precedido y esperan su encuentro con Dios;  Las almas del Purgatorio, mientras se purifican, no adquieren mérito alguno. Su tarea es mucho más áspera, más difícil y dolorosa que cualquier otra que exista en la tierra: están sufriendo todos los horrores del hombre que muere en el desierto... y, sin embargo, esto no las hace crecer en caridad, como hubiera sucedido en la tierra aceptando el dolor por amor a Dios.  Nosotros, además de aliviarlas y de acortarles el tiempo de su purificación, sí que podemos merecer y, por tanto, purificar con más prontitud y eficacia nuestras propias tendencias desordenadas.  El dolor, la enfermedad, el sufrimiento, son una gracia extraordinaria del Señor para reparar nuestras faltas y pecados. Nuestro paso por la tierra, mientras esperamos contemplar a Dios, debería ser un tiempo de purificación. Con la penitencia el alma se rejuvenece y se dispone para la Vida. «No lo olvidéis nunca: después de la muerte, os recibirá el Amor. Y en el amor de Dios encontraréis, además, todos los amores limpios que habéis tenido en la tierra.
¡Qué bueno y grande es el deseo de llegar al Cielo sin pasar por el Purgatorio! Pero ha de ser un deseo eficaz que nos lleve a purificar nuestra vida, con la ayuda de la gracia. Nuestra Madre, que es Refugio de los pecadores nuestro refugio, nos obtendrá las gracias necesarias si de verdad nos determinamos a convertir nuestra vida en un spatium verae paenitentiae, un tiempo de reparación por tantas cosas malas e inútiles.
De una meditación de Fernández Carbajal. 
 Hablar con Dios

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