sábado, 28 de enero de 2017

Evangelio de hoy Domingo IV (A) del T.O. 29-01-2017,

Blog Católico de Javier Olivares-Baiona

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Día litúrgico: Domingo IV (A) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 5,1-12): En aquel tiempo, viendo Jesús la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros».


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Comentario del 
Rev. D. Pablo CASAS Aljama
(Sevilla, España)

«Bienaventurados los pobres de espíritu...»


Hoy leemos este Evangelio tan conocido para todos nosotros, pero siempre tan sorprendente. Con este fragmento de las bienaventuranzas, Jesús nos ofrece un modelo de vida, unos valores, que según Él son los que nos pueden hacer felices de verdad.

La felicidad, seguramente, es la meta principal que todos buscamos en la vida. Y si preguntásemos a la gente cómo buscan ser felices, o dónde buscan su propia felicidad, nos encontraríamos con respuestas muy distintas. Algunos nos dirían que en una vida de familia bien fundamentada; otros que en tener salud y trabajo; otros, que en gozar de la amistad y del ocio..., y los más influidos quizá por esta sociedad tan consumista, nos dirían que en tener dinero, en poder comprar el mayor número posible de cosas y, sobre todo, en lograr ascender a niveles sociales más altos.

Estas bienaventuranzas que nos propone Jesús no son, precisamente, las que nos ofrece nuestro mundo de hoy. El Señor nos dice que serán «bienaventurados» los pobres de espíritu, los mansos, los que lloran, los que tienen hambre y sed de la justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los que buscan la paz, los perseguidos por causa de la justicia... (cf. Mt 5,3-11).

Este mensaje del Señor es para los que quieren vivir unas actitudes de desprendimiento, de humildad, de deseo de justicia, de preocupación e interés por los problemas del prójimo, y todo lo demás lo dejan en un segundo término.

¡Cuánto bien podemos hacer rezando, o practicando alguna corrección fraterna, cuando nos critiquen por creer en Dios y por pertenecer a la Iglesia! Nos lo dice claramente Jesús en su última bienaventuranza: «Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa» (Mt 5,11).

San Basilio nos dice que «no se debe tener al rico por dichoso sólo por sus riquezas; ni al poderoso por su autoridad y dignidad; ni al fuerte por la salud de su cuerpo... Todas estas cosas son instrumentos de la virtud para los que las usan rectamente; pero ellas, en sí mismas, no contienen la felicidad».

http://evangeli.net/evangelio/manana


SER CRISTIANO NO ES
GUARDAR LA ESTÉTICA 
 Por Javier Leoz

1.- En los domingos pasados contemplábamos todavía las imágenes de la Navidad; un niño que nacía en medio de pañales, adorado por pastores, reverenciado por reyes y bautizado –como punto de salida- en el Jordán.

Los cristianos, cuando nos reunimos los domingos en el nombre del Señor, es porque queremos conocer y llevar a la práctica el programa de Jesús. No lo hacemos ni porque seamos buenos (tampoco tan malos) ni mucho menos porque seamos santos (aunque Dios nos llama a la perfección). Miremos un poco el círculo del cual se rodeó Jesús y, posiblemente, caeremos en la cuenta que no precisamente fueron gente aparentemente extraordinaria y de una sensibilidad espiritual exquisita. Eso sí, luego el trato con el Maestro, cambió y mucho las cosas en ellos.

2.- El mensaje de las bienaventuranzas supone no quedarnos delante del monitor de la fe absortos, perdidos en las escenas o como meros espectadores en el patio de butacas en el que, muchas veces, se convierte los bancos de nuestras iglesias. Cada domingo, al sintonizar con el programa de Jesús, intentamos asumir unos valores que a las claras nos presenta en las bienaventuranzas.

Ahora, cuando vemos cómo Jesús crece, que ya no llora, sino que habla y se sienta enseñando como un Maestro comprendemos que esto va en serio. Que la vida de un cristiano no queda reducida a un figurar como acompañantes de Jesús (ni tan siquiera imitadores) sino conscientes de lo que dice y de los efectos que produce el “pertenecer” a esa gran audiencia del programa de Jesús. La estética, en el mundo de la fe, nunca puede estar por encima de la esencia, el contenido o la identidad de un cristiano.

3 .La gran bienaventuranza que Jesús nos desea es precisamente el ser felices siguiendo estos puntos que, en más de una ocasión, acarrean incomprensión, crucifixión y soledad.

No resulta cómodo salir a la gran pantalla del mundo proponiendo recetas que resultan incomprensibles, chocantes y amenazantes a una realidad acostumbrada a la dureza y a la soberbia, a la violencia o a la apatía general.

Puede ser, que para más de uno, lo que para nosotros sea una bienaventuranza sea todo lo contrario.


Por lo menos, y hoy más que nunca, intentaremos con la “contraprogramación evangélica” ofrecer un poco de originalidad y de salvación a muchas personas que lloran, sufren, son perseguidas por sus nobles ideas, pregonan la paz según Dios o simplemente van en otra dirección muy distinta a los que intentan programar la vida de los demás con el “todo vale y todo cuela”.

viernes, 27 de enero de 2017

Evangelio de hoy. Sábado III del tiempo ordinario. 28-01-2017,

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Evangelio de hoy
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Día litúrgico:
Sábado III del tiempo ordinario
Santoral 28 de Enero:


Santo Tomás de Aquino, 
presbítero y doctor de la Iglesia

Texto del Evangelio (Mc 4,35-41): Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Pasemos a la otra orilla». Despiden a la gente y le llevan en la barca, como estaba; e iban otras barcas con Él. En esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca, de suerte que ya se anegaba la barca. Él estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le dicen: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?».

Él, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar: «¡Calla, enmudece!» El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza. Y les dijo: «¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?». Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: «Pues ¿quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?».

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Comentario por el
Rev. D. Joaquim FLURIACH i Domínguez
(St. Esteve de P., Barcelona, España)

«¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?»
Hoy, el Señor riñe a los discípulos por su falta de fe: «¿Cómo no tenéis fe?» (Mc 4,40). Jesucristo ya había dado suficientes muestras de ser el Enviado y todavía no creen. No se dan cuenta de que, teniendo con ellos al mismo Señor, nada han de temer. Jesús hace un paralelismo claro entre “fe” y “valentía”.

En otro lugar del Evangelio, ante una situación en la que los Apóstoles dudan, se dice que todavía no podían creer porque no habían recibido el Espíritu Santo. Mucha paciencia le será necesaria al Señor para continuar enseñando a los primeros aquello que ellos mismos nos mostrarán después, y de lo que serán firmes y valientes testigos.

Estaría muy bien que nosotros también nos sintiéramos “reñidos”. ¡Con más motivo aun!: hemos recibido el Espíritu Santo que nos hace capaces de entender cómo realmente el Señor está con nosotros en el camino de la vida, si de verdad buscamos hacer siempre la voluntad del Padre. Objetivamente, no tenemos ningún motivo para la cobardía. Él es el único Señor del Universo, porque «hasta el viento y el mar le obedecen» (Mc 4,41), como afirman admirados los discípulos.

Entonces, ¿qué es lo que me da miedo? ¿Son motivos tan graves como para poner en entredicho el poder infinitamente grande como es el del Amor que el Señor nos tiene? Ésta es la pregunta que nuestros hermanos mártires supieron responder, no ya con palabras, sino con su propia vida. Como tantos hermanos nuestros que, con la gracia de Dios, cada día hacen de cada contradicción un paso más en el crecimiento de la fe y de la esperanza. Nosotros, ¿por qué no? ¿Es que no sentimos dentro de nosotros el deseo de amar al Señor con todo el pensamiento, con todas las fuerzas, con toda el alma?

Uno de los grandes ejemplos de valentía y de fe, lo tenemos en María, Auxilio de los cristianos, Reina de los confesores. Al pie de la Cruz supo mantener en pie la luz de la fe... ¡que se hizo resplandeciente en el día de la Resurrección!

Evangelio de hoy Viernes III del tiempo ordinario 27-01-2017

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Día litúrgico:
 Viernes III del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mc 4,26-34): En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo. La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga, después trigo abundante en la espiga. Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le mete la hoz, porque ha llegado la siega».

Decía también: «¿Con qué compararemos el Reino de Dios o con qué parábola lo expondremos? Es como un grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra, es más pequeña que cualquier semilla que se siembra en la tierra; pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las hortalizas y echa ramas tan grandes que las aves del cielo anidan a su sombra». Y les anunciaba la Palabra con muchas parábolas como éstas, según podían entenderle; no les hablaba sin parábolas; pero a sus propios discípulos se lo explicaba todo en privado.


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Comentario del
Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells
(Salt, Girona, España)

«El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano (...y)
 la tierra da el fruto por sí misma»


Hoy Jesús habla a la gente de una experiencia muy cercana a sus vidas: «Un hombre echa el grano en la tierra (...); el grano brota y crece (...). La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga, después trigo abundante en la espiga» (Mc 4,26-28). Con estas palabras se refiere al Reino de Dios, que consiste en «la santidad y la gracia, la Verdad y la Vida, la justicia, el amor y la paz» (Prefacio de la Solemnidad de Cristo Rey), que Jesucristo nos ha venido a traer. Este Reino ha de ser una realidad, en primer lugar, dentro de cada uno de nosotros; después en nuestro mundo.

En el alma de cada cristiano, Jesús ha sembrado —por el Bautismo— la gracia, la santidad, la Verdad... Hemos de hacer crecer esta semilla para que fructifique en multitud de buenas obras: de servicio y caridad, de amabilidad y generosidad, de sacrificio para cumplir bien nuestro deber de cada instante y para hacer felices a los que nos rodean, de oración constante, de perdón y comprensión, de esfuerzo por conseguir crecer en virtudes, de alegría...

Así, este Reino de Dios —que comienza dentro de cada uno— se extenderá a nuestra familia, a nuestro pueblo, a nuestra sociedad, a nuestro mundo. Porque quien vive así, «¿qué hace sino preparar el camino del Señor (...), a fin de que penetre en él la fuerza de la gracia, que le ilumine la luz de la verdad, que haga rectos los caminos que conducen a Dios?» (San Gregorio Magno).

La semilla comienza pequeña, como «un grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra, es más pequeña que cualquier semilla que se siembra en la tierra; pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las hortalizas» (Mc 4,31-32). Pero la fuerza de Dios se difunde y crece con un vigor sorprendente. Como en los primeros tiempos del cristianismo, Jesús nos pide hoy que difundamos su Reino por todo el mundo.

jueves, 26 de enero de 2017

Evangelio de hoy Jueves III del tiempo ordinario 26-01-2017

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Evangelio de hoy
Día litúrgico: Jueves III del tiempo ordinario
Santoral 26 de Enero:

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 Santos Timoteo y Tito, obispos

Texto del Evangelio (Mc 4,21-25): En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo del lecho? ¿No es para ponerla sobre el candelero? Pues nada hay oculto si no es para que sea manifestado; nada ha sucedido en secreto, sino para que venga a ser descubierto. Quien tenga oídos para oír, que oiga».

Les decía también: «Atended a lo que escucháis. Con la medida con que midáis, se os medirá y aun con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará».

Comentario del
Rev. D. Àngel CALDAS i Bosch
(Salt, Girona, España)

«¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo del lecho?»

Hoy, Jesús nos explica el secreto del Reino. Incluso utiliza una cierta ironía para mostrarnos que la “energía” interna que tiene la Palabra de Dios —la propia de Él—, la fuerza expansiva que debe extenderse por todo el mundo, es como una luz, y que esta luz no puede ponerse «debajo del celemín o debajo del lecho» (Mc 4,21).

¿Acaso podemos imaginarnos la estupidez humana que sería colocar la vela encendida debajo de la cama? ¡Cristianos con la luz apagada o con la luz encendida con la prohibición de iluminar! Esto sucede cuando no ponemos al servicio de la fe la plenitud de nuestros conocimientos y de nuestro amor. ¡Cuán antinatural resulta el repliegue egoísta sobre nosotros mismos, reduciendo nuestra vida al marco de nuestros intereses personales! ¡Vivir bajo la cama! Ridícula y trágicamente inmóviles: “ausentes” del espíritu.

El Evangelio —todo lo contrario— es un santo arrebato de Amor apasionado que quiere comunicarse, que necesita “decirse”, que lleva en sí una exigencia de crecimiento personal, de madurez interior, y de servicio a los otros. «Si dices: ¡Basta!, estás muerto», dice san Agustín. Y san Josemaría: «Señor: que tenga peso y medida en todo..., menos en el Amor».

«‘Quien tenga oídos para oír, que oiga’. Les decía también: ‘Atended a lo que escucháis’» (Mc 4,23-24). Pero, ¿qué quiere decir escuchar?; ¿qué hemos de escuchar? Es la gran pregunta que nos hemos de hacer. Es el acto de sinceridad hacia Dios que nos exige saber realmente qué queremos hacer. Y para saberlo hay que escuchar: es necesario estar atento a las insinuaciones de Dios. Hay que introducirse en el diálogo con Él. Y la conversación pone fin a las “matemáticas de la medida”: «Con la medida con que midáis, se os medirá y aun con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará» (Mc 4,24-25). Los intereses acumulados de Dios nuestro Señor son imprevisibles y extraordinarios. Ésta es una manera de excitar nuestra generosidad.



SANTOS DEL 30 DE ENERO AL 5 DE FEBRERO 2017

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SANTOS DEL 30 DE ENERO AL 5 DE FEBRERO 2017

IV  SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

SANTOS DE LA SEMANA


LUNES, 30
Santa Jacinta de Mariscotti
Nació en Vignanello, cerca de Viterbo (Italia), en 1585, de familia noble. Sus padres la enviaron a las clarisas, que pronto abandonó. A los 20 años ingresó en el monasterio de las Franciscanas de la Tercera Orden Regular de Viterbo. Tanto en el siglo como en el claustro llevó una vida ligera y disipada hasta que, a los treinta años y a raíz de una grave enfermedad, se convirtió del todo al Señor. A partir de entonces llevó una vida de gran austeridad y penitencia, y se afanó en obras de caridad; fundó cofradías para la adoración de la Eucaristía y para atender a los pobres, enfermos y ancianos. Dios adornó su intensa oración y contemplación con carismas extraordinarios. Murió en Viterbo el 30 de enero de 1640.

ORACIÓN
Oh Dios, que nos has dejado en santa Jacinta un ejemplo vivo de mortificación y amor a ti, concédenos, por su intercesión, reconocer nuestros pecados, llorarlos y permanecer en tu amistad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

MARTES, 31


San Juan Bosco
Fundador de la Sociedad de San Francisco de Sales, los salesianos, y de la Congregación de Hijas de María Auxiliadora. Nació junto a Castelnuovo, en la diócesis de Turín, el año 1815. Su niñez fue dura. Ordenado sacerdote, dedicó sus energías y sus admirables dones carismáticos a la educación de los jóvenes, a los que enseñaba diversos oficios y formaba en la vida cristiana, en aquel momento histórico de la naciente industrialización y de la aparición del movimiento obrero. Escribió también algunos opúsculos en defensa de la religión. Promovió la devoción a María Auxiliadora. Destacó entre los santos de su tiempo, especialmente en el apostolado de la juventud, en el que usó y enseñó el método basado en el amor y la confianza en los jóvenes, la persuasión, la religiosidad auténtica, el amor atento a prevenir más que a reprimir. Fue terciario franciscano y muy devoto de san Francisco. Murió en Turín el 31 de enero de 1888.

Oración
Señor, tú que has suscitado en san Juan Bosco un padre y un maestro para la juventud, danos también a nosotros un celo infatigable y un amor ardiente, que nos impulse a entregarnos al bien de los hermanos y a servirte a ti en ellos con fidelidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

* * *    MES  DE FEBRERO   * * *

MIÉRCOLES, 1


San Cecilio
Fue el primer obispo de Granada cuando, bajo la dominación romana, se llamaba todavía Illíberis. Fue uno de los que la tradición llama "varones apostólicos" enviados a España por San Pedro y San Pablo a predicar el evangelio. Los otros seis son: Torcuato, Segundo, Indalecio, Tesifonte, Eufrasio y Hesiquio. La vida de todos ellos está oculta tras los velos de la leyenda transmitida oralmente. Se sabe a ciencia cierta que San Cecilio fue obispo de Illíberis, que escribió algunos tratados para instrucción de los fieles y que sufrió martirio bajo la dominación de Nerón, supuestamente quemado en el monte Illipulitano. Pero la larga dominación árabe destruyó todos los rastros de cristianismo. Granada estuvo bajo los sarracenos casi ochocientos años; no los suficientes para perderse la memoria y la tradición, pero sí para no quedar ni rastro de documentos ni reliquias. San Cecilio es patrón de Granada, y su fiesta se celebra el 1 de febrero.

ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que pusiste a san Cecilio como guía de tu pueblo para servirlo con la palabra y el ejemplo, por su intercesión, protege a los pastores de tu Iglesia junto al rebaño que les has confiado, y condúcelos por el camino de la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
  
JUEVES, 2


Presentación del Señor en el Templo
y Purificación de la Virgen María
Esta fiesta, que se llama también "La Candelaria", celebra el episodio que narra san Lucas. Cuando llegó el tiempo de la purificación de María, a los 40 días del parto, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor y así cumplir su santa Ley. En el templo les salió al encuentro el anciano Simeón, hombre justo y que esperaba la consolación de Israel. El anciano anunció a María su participación en la Pasión de su Hijo, y proclamó a éste "luz para alumbrar a las naciones". De ahí que los fieles, en la liturgia de hoy, salgan al encuentro del Señor con velas en sus manos y aclamándolo con alegría. Es una fiesta fundamentalmente del Señor, pero también celebra a María, vinculada al protagonismo de Jesús en este acontecimiento por el que es reconocido como Salvador y Mesías

Oración
Dios todopoderoso y eterno, te rogamos humildemente que, así como tu Hijo unigénito, revestido de nuestra humanidad, ha sido presentado hoy en el templo, nos concedas, de igual modo, a nosotros la gracia de ser presentados delante de ti con el alma limpia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


* * *   Jornada de la Vida Consagrada   * * *
Esta Jornada, instituida por Juan Pablo II en 1997 y que se viene celebrando desde aquel año el 2 de febrero, «quiere ayudar -dice el Papa- a toda la Iglesia a valorar cada vez más el testimonio de quienes han elegido seguir a Cristo de cerca mediante la práctica de los consejos evangélicos y, al mismo tiempo, quiere ser para las personas consagradas una ocasión propicia para renovar los propósitos y reavivar los sentimientos que deben inspirar su entrega al Señor». Según el mismo Pontífice, las finalidades de la Jornada son tres: 1) alabar más solemnemente al Señor y darle gracias por el gran don de la vida consagrada; 2) promover en todo el pueblo de Dios el conocimiento y la estima de la vida consagrada; 3) que las personas consagradas celebren juntas y solemnemente las maravillas que el Señor ha realizado en ellas. «La Jornada -establece el Papa- se celebrará en la fiesta en que se hace memoria de la presentación que María y José hicieron de Jesús en el templo "para ofrecerlo al Señor" (Lc 2,22)»

VIERNES, 3
Primer viernes de mes


San Blas
Nació en Sebaste (Armenia) en la segunda mitad del siglo III. Según la tradición fue médico y cristiano ejemplar. Lo eligieron obispo de su ciudad natal, y fue pastor prudente y celoso, intrépido protector de sus fieles en las terribles persecuciones del Imperio Romano de principios del siglo IV. Tuvo que huir a las montañas donde se entregó a la penitencia y la contemplación. Lo apresaron, y su traslado ante el prefecto constituyó una apoteosis popular, acompañada de milagros. Ante su negativa a renunciar a la fe, lo sometieron a toda clase de tormentos, y murió decapitado en su ciudad natal, con toda probabilidad el año 316. Su culto se extendió por toda Europa y es invocado como intercesor en las enfermedades de garganta.

ORACIÓN
Escucha, Señor, las súplicas de tu pueblo, que hoy te invoca apoyado en la protección de tu mártir san Blas: concédenos, por sus méritos, la paz en esta vida y el premio de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

* * *   EL  MISMO  DÍA   * * *


San Óscar
Nació cerca de Amiens (Francia) a principios del siglo IX y fue educado en el monasterio benedictino de Corbie. El año 826 marchó a Dinamarca a predicar la fe cristiana, pero con poco fruto. En Suecia, en cambio, obtuvo mejores resultados. Fue elegido obispo de Hamburgo, y el papa Gregorio IV, después de confirmar su nombramiento, lo designó también legado pontificio para Dinamarca y Suecia. Tuvo que enfrentarse a muchas dificultades en su labor evangelizadora, pero las superó con gran fortaleza de ánimo. Fundó monasterios, construyó escuelas, redimió cautivos, ayudó sin tregua a pobres, enfermos y peregrinos, para los que construyó un albergue. Murió en Bremen (Sajonia, Alemania) el año 865.
Oración
Señor, Dios nuestro, que has querido enviar al obispo san Óscar a evangelizar numerosos pueblos, concédenos, por su intercesión, caminar siempre en la luz de tu verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

SÁBADO, 4


San Juan de Brito
Sacerdote jesuita mártir  
Nació en Lisboa el año 1647, de familia noble y piadosa. En 1673 marchó a la India donde decidió trabajar por los humildes y necesitados en la región que entonces se llamaba Misión del Maduré. Su labor paciente, su celo desinteresado y su amor genuino por los pobres le ganaron la confianza de los mismos. Se insertó de lleno en la sociedad en que desarrolló su apostolado. Dominando la cultura brahmán, estudiando y orando, anduvo de un territorio a otro, vestido de una túnica de cuero entre roja y amarilla, adaptándose a los ritos sociales de los bonzos brahmanes, pero sin asumir sus creencias inconciliables con la fe cristiana; aun así sufrió incomprensiones. Hizo un viaje a Portugal en busca de misioneros y de subsidios para la misión. Su éxito provocó envidias y oposición en algunos paganos. Como consecuencia, en una persecución contra los cristianos, fue decapitado en Urgur (India) el 4 de febrero de 1693

ORACIÓN
Dios omnipotente, te pedimos que aprendamos a imitar, con entrega sincera, la fe que animó a san Brito, quien por su generosidad mereció alcanzar la corona del martirio. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

DOMINGO 5
V del Tiempo Ordinario


Santa Águeda
Es una de las más famosas vírgenes y mártires de la antigüedad cristiana, y su nombre fue incluido en el canon romano de la misa. Nació en Catania o Palermo hacia el año 230, de padres cristianos, nobles y ricos. En su juventud consagró su virginidad al Señor. Durante la persecución de Decio, Quinciano, gobernador de la isla de Sicilia, sometió a Águeda a los más crueles y vejatorios tormentos porque se negó ella a las pretensiones amorosas de él, no quiso sacrificar a los dioses y se mantuvo firme en su fe cristiana. Según cuenta la tradición, Quinciano, despechado y furioso, ordenó que le cortaran los pechos; sobrevivió ella milagrosamente. Por fin, condenada a la hoguera, murió virgen y mártir en Catania el 5 de febrero del año 251.

ORACIÓN
Te rogamos, Señor, que la virgen santa Águeda nos alcance tu perdón, pues ella fue agradable a tus ojos por la fortaleza que mostró en su martirio y por el mérito de su castidad. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Confeccionado por Franja y Állen-Perkins


martes, 24 de enero de 2017

Evangelio de hoy Martes III del tiempo ordinario 24-01-2017

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Día litúrgico:
Martes III del tiempo ordinario


Santoral 24 de Enero:
 San Francisco de Sales, obispo

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Texto del Evangelio (Mc 3,31-35): En aquel tiempo, llegan la madre y los hermanos de Jesús, y quedándose fuera, le envían a llamar. Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: «¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan». Él les responde: «¿Quién es mi madre y mis hermanos?». Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: «Éstos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre».


Comentario del
Rev. D. Josep GASSÓ i Lécera
(Ripollet, Barcelona, España)

«Éstos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre»

Hoy contemplamos a Jesús —en una escena muy concreta y, a la vez, comprometedora— rodeado por una multitud de gente del pueblo. Los familiares más próximos de Jesús han llegado desde Nazaret a Cafarnaum. Pero en vista de la cantidad de gente, permanecen fuera y lo mandan llamar. Le dicen: «¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan» (Mc 3,31).

En la respuesta de Jesús, como veremos, no hay ningún motivo de rechazo hacia sus familiares. Jesús se había alejado de ellos para seguir la llamada divina y muestra ahora que también internamente ha renunciado a ellos: no por frialdad de sentimientos o por menosprecio de los vínculos familiares, sino porque pertenece completamente a Dios Padre. Jesucristo ha realizado personalmente en Él mismo aquello que justamente pide a sus discípulos.

En lugar de su familia de la tierra, Jesús ha escogido una familia espiritual. Echa una mirada sobre los hombres sentados a su alrededor y les dice: «Éstos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre» (Mc 3,34-35). San Marcos, en otros lugares de su Evangelio, refiere otras de esas miradas de Jesús a su alrededor.

¿Es que Jesús nos quiere decir que sólo son sus parientes los que escuchan con atención su palabra? ¡No! No son sus parientes aquellos que escuchan su palabra, sino aquellos que escuchan y cumplen la voluntad de Dios: éstos son su hermano, su hermana, su madre.

Lo que Jesús hace es una exhortación a aquellos que se encuentran allí sentados —y a todos— a entrar en comunión con Él mediante el cumplimiento de la voluntad divina. Pero, a la vez, vemos en sus palabras una alabanza a su madre, María, la siempre bienaventurada por haber creído.

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